Los retratos no sólo saben tus historias sino que también las cuentan, seguramente por eso no hay fotografías a la vista en mi casa.
Entre
esas fotos escondidizas está una de mis favoritas. En la foto estoy rodeada de
globos de colores, tengo puesto un vestido esponjado, verde con flores rosas,
aún soy muy pequeña, pero ya tengo la sonrisa, las mejillas grandes y la nariz
pequeña que me identifican.
“Es tu fiesta, pero no en el día de tu cumpleaños porque
ese día tuviste un ataque de bronquitis y te llevamos al hospital”, me decía mi
mamá cada vez que le preguntaba por la foto. De tanto preguntarle me aprendí el
diálogo y ahora, cuando veo la foto, en lugar de preguntar, dejo que el
retrato me hable.
Elsy
Estrada. Grupo 660