Yo soy realmente feliz aquí. No tengo amo, pero tengo muchos quereres. De vez en cuando uno de ellos me da comida, de vez en cuando juegan conmigo, de vez en cuando me hacen mimos y de vez en cuando tengo nombre.
La luz no me deja dormir. Escucho voces a
lo lejos. Pero, ¡Ya! Basta de quejarme. Hoy es un nuevo día para aprovechar.
Miro mis patitas, alargo la mirada, ¡oh!
¡Una paloma!
En mi carrera se asoman los LACE, la
Biblioteca, el Edificio B y ventanas hasta llegar al Gimnasio.
¡Rayos! Se fue.
Hay mucha gente, creo que ya es el cambio de
turno, voy a la cafetería.
- ¡Pulgas!- Corro al escucharla, es quien siempre me da
las sobras de su comida, además de un exceso de cariño. La veo irse, tiene prisa,
creo que también, una clase.
Ofelia Mancilla Rendón
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