sábado, 21 de marzo de 2015

Plumas y tambor

(Inspirado en el poema “Deseos” de Carlos Pellicer)
                                                                                     
El verde metálico del quetzal y el rojo del papagayo adornan mi cabeza; el hilo de conchas en mis muñecas y pies se estremece al compás de mi cuerpo luminoso.
El suelo tiembla con cada baqueteo del tambor de piel, percusión ancestral que posee mi espíritu para hacerlo bailar.
Por mis pies descalzos siento subir la energía de la piedra que guarda el espíritu de mis antepasados. Danzando en su memoria y honor,  logro ser parte del glorioso pasado Teotihuacano.
Madre luna nos baña con su velo y el fuego de las antorchas calienta nuestros cuerpos, mientras el olor enervante que sale del copalli se expande en curvas caprichosas moldeadas por el viento.
Soy las plumas, el tambor, la danza, las sonajas que se agitan y las flores de la ofrenda; soy la obsidiana afilada, la semilla que germina y los colores del tapete florido.
Soy la gran pirámide, soy el astro padre que se eleva al terminar la noche. Soy su hijo y su danzante.
Soy la ciudad de dioses que se alza con los hombres.

                                                                                        
                                                                               Pedro  Artemio García Hernández