Esa
mañana, al abrir la puerta, la calle no estaba.
Culparon
a los rebeldes, a las empresas, al Estado.
Hablaban
de un ladrón de calles, otras colonias habían sido víctimas.
Imposible
iniciar la jornada.
Decidieron
salir así, sin calle.
Revelación:
los carros eran los verdaderos ladrones.
Esa
mañana caminaron. Sintieron, con cada paso, recuperar las calles.
Christian Uriel
Jiménez Flores