martes, 30 de julio de 2013

Llegando a Casa

Voy tarde, tres estaciones del metro y un camión, son ya algo normal de lunes a viernes, estoy  emocionado por llegar.
     Martín Carrera, mi última parada, ya estoy cerca. Camino, pasan rostros conocidos, muestro una ligera sonrisa,  no debe notarse  mi falta de tiempo.
     Palpo entre mis útiles: cuadernos, plumas… mi credencial debe estar ahí. Ese pequeño plastiquito ¡cómo da problemas!, burlándose de mí la credencial hace su aparición entre mis cosas. Dos metros más y estoy dentro. El verde de los árboles me entretiene, olvido que es época de primavera. Sigo caminando, ahora a un paso más acelerado, cruzo un vestíbulo lleno de gente que sabe cómo matar el tiempo, me veo obligado a esquivar a una pareja.
     Subo unos cuantos escalones, los suficientes para llegar a mi clase, pero antes observo por la rendija: la clase  ha comenzado, abro la puerta, al instante una voz sabia y llena de experiencia me dice que puedo pasar, sí, es la voz que nos obsequia algo día a día, podrá ser poco pero es valioso para mí. Saco mis útiles, intercambio saludos y así es como comienza el momento esperado del día.
     Las horas transcurren, desde las ventanas del salón  el Sol comienza a despedirse, la escuela empieza a vaciarse, compañeros se van y unos cuantos tienen el placer o la desdicha de disfrutar unas horas más de estudio.
      La noche ha llegado y con ello la hora de irse de casa, mi casa, la casa de todos, la casa que día a día abre sus puertas a jóvenes entusiastas, jóvenes con esperanzas de un mejor futuro, jóvenes libres.  Así es la U.N.A.M
      Así es Prepa 3.
Diego Ibarra

Grupo 660