jueves, 22 de agosto de 2013

Alta tensión

En el viento se sentía y se oía el miedo. Él miraba la calle sin ningún propósito. Comenzaba a hacer frío.
            Puso a calentar agua para un té o, tal vez, para un café. Se sentó en su viejo sillón, tomó su libro y continuó leyendo. Metido en la lectura se olvidó del agua caliente y, peor aún, se olvidó de su destino. Regresó a la realidad cuando el agua comenzó a hervir y gorgorear.
   Entró a la cocina y apagó la lumbre.
   El timbre suena y sabe que son ellos. Se dirige naturalmente a la puerta. Si siente miedo, tristeza, alegría o alivio, lo disimula bien. Pone la mano en la perilla, suspira, la gira y abre…

White Boogika